Bienal de São Paulo 2010. I started a Joke.

este artículo forma parte de la cobertura especial
de la 29a Bienal de Sao Paulo en Curatoría Forense

Hay ilusiones e ilusionistas. Hay fábulas y confabuladores. Hay feligreses y desencantados. El común denominador es que todos reconocemos que hay algo llamado «arte» y otra cosa llamada «política». También reconocemos las combinaciones y variaciones entre los términos: arte política, arte político, arte y política, política del arte, artisticidad (estetización) de la política.

Lo que parece es que ahora ninguno de nosotros sabe muy bien cómo llenar a estos significantes de significado, mucho menos de sentido. El reino es el reino de la confusión. El tuerto es rey.

Las nociones de arte y política están -desde hace casi un siglo- en crisis. Estas crisis recurrentes -y muchas veces autoinducidas- se han convertido en su método de producción de objetos, relaciones, nociones y estructuras de pensamiento.

Es decir, ciertas rupturas -el señalamiento duchampiano; la revolución rusa, los fascismos, el postcapitalismo, etc.- nos compelen al análisis, a la puesta en cuestión, al discernimiento y finalmente a la formulación de juicios argumentados sobre los hechos/fenómenos, a la vez que exceden en objetos que saturan los campos.

Pero cada interpelación ocasiona también su forma de ser obviada, complejizándose. Al convertirse en slogan (y en lenguaje de emprendedores) la noción de «crisis como oportunidad» se transformó en pancarta de cualquier lucha. Y acarreó en este coaching funcionalista el desprestigio de sus funciones efectivas.

Nosotros sostenemos que, debajo de este mecanismo argumentativo, subsisten las crisis como espacios de contienda que se resisten a ser simbolizados y que, por lo tanto, exigen tomas de posición y de decisiones efectivas. Puestas en práctica.

Bajo el lenguaje del sentido común (y la razón práctica) estas crisis continúan siendo un campo de lucha, de una lucha material y simbólicamente inicua. En ellas corre sangre, sudor y semen.

Estas crisis que no son estado de excepción. Son la constante. Porque nos atraviesa la falta de suturas parciales de sentido, de estabilidad para poder comunicarnos. Lo que nos atraviesa -y nos constituye- es precisamente esa inestabilidad hermenéutica.

Hace unos días nos preguntábamos si la entrada del arte política en una bienal (o a los museos) actúa como una modulación del descontento. Esta hipótesis nomina nuestra crisis.

Mientras conversábamos sobre esto -tras la conferencia de prensa-, recordábamos la crítica ideológica sobre la función social de los objetos culturales que justamente denuncia ese carácter afirmativo y contradictorio de la cultura burguesa que, al no cumplir su promesa de felicidad, verdad y libertad en el terreno de la vida -subsistencia- material de los hombres, encuentra una salida virtual a la opresión/alienación confinando dichos ideales a un espacio desligado de la existencia diaria, es decir: la religión primero y el arte, después[1].

Si ya sabemos que el arte -en cualquiera de sus manifestaciones- sólo funciona en términos sociales como modulador y regulador del malestar y el descontento -hasta caer incluso en funciones narcotizadoras- es preciso reconocer su funcionalidad en relación con el orden hegemónico y esto porque no logra -aunque lo busque- subvertir las relaciones de producción (económicas, políticas, culturales). Además porque el trabajo crítico queda confinado estrictamente a su aplicación en los productos -los objetos de arte-.

Participar entonces de una bienal es participar de la institucionalidad dominante en y del arte. Más allá de lo que allí se exhiba. Los objetos son accidentes del despliegue de un sistema.

Eso lo saben sus organizadores (la fundación y el equipo curatorial convocado) y los artistas seleccionados. Ser público (general o de prensa) implica también participar de-o reproducir- esa creencia. Mal que nos pese.

Vale preguntar: ¿por qué tanto revuelo en relación con la obra «Inimigos» de Gil Vicente; «Bandeira branca» de Nuno Ramos y «El alma nunca piensa sin imagen» de Roberto Jacoby?

Los dibujos de Vicente no son magnicidio. No hay representación alguna de sangre y hace rato que sabemos que «esto no es una pipa». ¿Cuál es la indignación? ¿Estamos frente a un minority report? [2].

Los cuervos de Ramos fueron cedidos por el Parque dos Falcõµes bajo expediente y con un responsable técnico y un auxiliar permanente encargado del bienestar de los animalitos mientras se encuentren artisteados.

La instalación relacional de Roberto Jacoby buscaba ocasionar esas consecuencias. Roberto (creador de proyectos editoriales como Ramona, Bola de Nieve, Proyecto Venus, entre muchos otros) entiende de qué manera se estimula y excita a los medios de comunicación masiva.

Las consecuencias deseadas forman parte de la lógica de despliegue de la obra. Una estrategia pasivo-agresiva para obligar acciones que luego llamaremos censura.

Ellos sabían a priori de la prohibición de la Justicia Electoral brasilera. En la sala de prensa de la Bienal, uno de los miembros de la Brigada nos lo confirma.

En resumen, estamos frente a acciones-petardos que se encienden para que exclamemos ¡censura! ¡Derechos humanos a los cuervos!

Porque la indignación moral genera adhesión automática.

Porque la sola acusación constituye el veredicto.

El ficcionamiento resulta de este modo pornográfico. No son más que fuegos artificiales, el mucho ruido y sus pocas nueces. Es que de los tres trabajos se esperaba el escándalo. Y todos pisamos el palito.

Justamente porque el escándalo -mediático- rentabiliza. Es un win-win.

En el caso de la organización de la 29va Bienal se cumple su promesa. ¿Qué mejor manera de afirmar que arte y política son -en términos amplios- una y la misma cosa? ¿Qué mejor manera de hacer justicia al título de esta edición de la bienal?

Para los artistas involucrados es un modo de generar mayor visibilidad y por lo tanto, de aumentar el valor de sus productos. Valor no sólo económico, sino -y por sobre todo- simbólico.

Lo sucedido viene a reafirmar la ilusión y empoderar a los ilusionistas. Reactualizar la fábula y fortificar a los confabuladores. A los feligreses les renueva la fe y a los desencantados les acrecienta el hastío.

Todos contentos.

Jorge Sepúlveda T.
Curador Independiente
Ilze Petroni
Investigadora de arte.

NOTAS:

  • [1] Tras la crítica de la religión de Marx, la tradición marxista dio lugar a las críticas socio-culturales de Lukács, Adorno, Horkheimer, Marcuse y Bürger sobre la función social del arte.
  • [2] Minority Report en IMDB http://www.imdb.com/title/tt0181689/

9 Responses

  1. Asocié inmediatamente con la muestra del 2006 en la Pinacoteca de SP de León Ferrari y su gallina y con la carta que el artista hizo llegar a las autoridades, cuestionando acerca de las condiciones de vida de los animales .
    saludos

  2. perdon, pero debo aclarar que no habia ningun cuidador junto a las aves.
    esto es mentira de los medios, estuve buscando a este responsable, no existia.
    y el dia anterior a la inauguracion los pajaros tuvieron una crisis con la tormenta y el corte de luz que se produjo, y nadie pudo hacer nada para ayudarlos mientras se lastimaban entre ellos y con las redes…

    Adriana: hablamos de un responsable técnico y un auxiliar, no de un vigilante (o cuidador)… sus nombres están en la ficha técnica de la obra y están los datos para contacto.

  3. y con respecto a la obra de ramos, tambien se genero la interna misma de los curadores piyadores, que si ven en los propios flickrs de los chicos (si, porque las cosas pasan en otras partes)
    …el tema es que se decia que la obra con los pajaros era mas transgresora y eso fue como un insulto para los piyadores, porque ellos son realmente radicales a la hora de poner el cuerpo y batallarla por un grafiti
    …entonces hicieron lo que saben hacer, y lo que es verdaderamente trangresor para ellos: invadir, grafitear y expresarse a favor de los indefensos,…que si, eran los buitres 🙂

    ….y otra aclaracion, para los que participamos no hay nada de «mayor visibilidad y por lo tanto, de aumentar el valor de sus productos. Valor no sólo económico, sino –y por sobre todo- simbólico.»…ojala ! jaja

    el debate y discusión entre los curadores y los artistas es algo común en las exposiciones que hemos participado. Estas cosas, tal como dices, ocurren no solamente en la sala de exposición si no en el campo expandido de ella. Eso es lo que decimos en el artículo.

    El asunto de lo que saben hacer los graffiteros no está puesto en duda en el artículo si no que está la relación que establecen con la institucionalidad de la bienal y el sistema de arte. Relación que está modulada, como ya señalamos, por el espacio de enunciación privilegiada del que participan.

    El señalamiento que realizas sobre la expresión en favor de los indefensos escapa a los términos de este artículo cuando realizan sus graffitis en la calle, cuando el street art no entra aún a la vidriera. Cuando está dentro de ella las estrategias de victimalización (propia o ajena) quedan en los parámetros que señalamos de estrategias pasivo-agresivas que mencionamos explicitamente.

    Lo que señalas respecto del valor económico y simbólico es, a nuestro juicio, un desconocimiento u ocultamiento del mecanismo evidente que está detras del sistema de arte, especialmente en lo referido a las bienales y ferias de arte. ¿Qué ocurre cuando un artista participa en una bienal? ¿Cuál es la relación entre la visibilidad de las obras y de los artistas involucrados? ¿Cúales son las consecuencias deseadas de su participación? ¿Cuáles son las consecuencias inevitables del sistema editorial de la bienal y que incluyen e influyen sobre el valor de los objetos de arte ahí expuesto?. Valor y precio. Negociación. Mercancía.

  4. Muy bueno el articulo. Por fin alguien que no grita CENSURA! de antemano sin siquiera intentar saber de que se trata la obra.

  5. trataba de sumar una opinion a la pregunta de porque tanto revuelo con el abuso de animales en la obra de Ramos.

    de hecho quiero compartirles una noticia que me hizo muy feliz, que la justicia dictamino que los urubus sean regresados al parque reserva donde habitan 🙂

    interprete cuando pones «para los artistas involucrados» que eramos los que participamos en la brigada.

    saludos

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